Cuenta Plutarco que en el año 78 a.C., cerca de la isla Farmacusa, en el mar Egeo, varias embarcaciones piratas capturaron un barco mercante donde viajaba un joven romano de alto rango. El captor, un pirata cilicio decidió pedir un rescate por el de 20 talentos. El muchacho se rio y se atrevió a desafiarle diciéndole, “Si conocieras tu negocio comprenderías que valgo al menos 50”.

 

 

El pirata quedo asombrado y pidió el precio y lo dejo cautivo en una de sus fortalezas mientras esperaba el rescate. A los 38 días, el joven fue liberado. Sin perder el tiempo, el patricio romano se puso al mando de una flota dispuesto a cazar a los piratas que lo tuvieron como rehén…

Los atrapo y se los llevo a Pérgamo y en esta plaza los crucifico uno a uno… El joven se llamaba Julio Cesar.