Cuando las acciones berberiscas fueron aumentando en número y osadía, Felipe II se convenció de que era necesario una flota muy superior a la turca para establecer el dominio en el Mediterráneo e inició la construcción de una flota de galeras que en 1570 alcanzo un total de unas 150.
Para dotar a esta flotadel gran número de remeros necesarios, se recurrió a los abarrotados presidios y así nació la Pena de Galeras en España.
Cualquier ciudadano que fuese descubierto en hurto o robo, era condenado a galeras, de esta forma, la gran mayoría de galeotesde la flota real eran simples rateros y timadores.

 

 

Con el tiempo aumentó la necesidad de galeotes, en consecuencia, se amplió la pena a remo forzado a blasfemos, desertores, huidos de prisión, vagabundos, gitanos, adúlteros, alcahuetes…
La condena a galeras se consideraba un escarnio público, por lo que no podía generalizarse a todas las clases sociales. Gozaban de un indudabletrato de favor dignatarios, nobles o hidalgos venidos a menos.

 


Las cadenas de galeotes llegaban a puerto, después de semanas de viaje a pie, y eran conducidos directamente hasta la cárcel de la ciudad en espera del embarque.
Era tanta la necesidad de conseguir remeros para la flota que entre los galeotes se podían encontrar condenados de más de 70 años,y se tiene constancia de alguno que alcanzó casi el centenar. En el extremo opuesto aparecen niños de apenas 14 años.
Cada galera precisaba de entre150 y 300 galeotes, la chusma, que vivían en la embarcación hacinados entre la inmundicia, expuestos de continuo a la humedad, el frío y las enfermedades. En estos infiernos flotantes, una condena superior a 6 años era equivalente a la sentencia de muerte.

La battaglia di Lepanto di Antonio Brugada (XIX secolo).